La sociedad, ansiedad y estrés, a veces son suficientes para actuar en formas que ni uno mismo logra entender.

Fue señalada, juzgada, objeto de burla y para muchos un show de domingo por la mañana.

Comentarios en redes sociales daban cuenta que a la sociedad no le importan los pensamientos de una persona, su estado de ánimo, sólo querían disfrutar de un show gratuito que transmitían diversos medios con la finalidad de informar.

Decían: “ya que se aviente”, “cuánto tiempo más estará ahí arriba, para saber si me da tiempo de ir por las palomitas” “apúrese, que no alcanzó la barbacoa” y una infinidad más de comentarios que solo veían este grave caso de depresión como uno show.

Salió de casa con cubrebocas, se trepó a la torre de alta tensión, permaneció durante varias horas aguantando los rayos del Sol, pidió agua y volvió a lo alto de la torre, esperando apoyo que terminara con su soledad, con su depresión.

Su manera de gritarle al mundo que estaba encerrada en pensamientos oscuros, quizá hasta fantasmas del pasado que no la dejaban avanzar, desesperación que la orilló a poner en riesgo su integridad física y que terminó con su vida.

Situación que pudo tener solución si en Yucatán hubiera una campaña contra el suicidio.

De acuerdo con datos del INEGI, Yucatán ocupa el tercer lugar a nivel nacional, seguido de Chihuahua y Aguascalientes, con mayor tasa de suicidios con 10.2 por cada 100 mil habitantes.

Una tasa muy alta que no ha logrado ser frenada y que seguirá en aumento, pues con platicas de prevención y aplicación de pruebas psicológicas, no se logra detener la cifra de suicidios que sigue en aumento.

Se necesita más que un programa de prevención del suicidio, se necesita una campaña que de verdad apoye a los habitantes del estado y que sobre todo atienda las necesidades de cada una de las personas con potenciales suicidas.

Es un trabajo que requiere esfuerzo y dedicación, pero que a futuro podría evitar que otra mujer permanezca horas trepada en una torre de alta tensión, esperando el apoyo para salir de la obscuridad, que nunca llegó.