Tras cinco años del atentado que en 2018 casi le cuesta la vida, Norberto Valencia fue detenido en medio de un despliegue noticioso que justificó su aprehensión al señalarlo como parte de un cártel en decadencia, el de los hermanos Beltrán Leyva. Pero ayer viernes 22 de septiembre, a las cinco de la tarde, el secuestro de Víctor, su hermano mayor, en Cerralvo, Nuevo León, el municipio donde transcurrió su infancia y su vida familiar, agravó la situación de quien pasó de víctima a villano en uno de esos incomprensibles giros de la justicia a la mexicana.

A la izquierda, Norberto Valencia, a la derecha, Víctor Valencia, actualmente desaparecido

 

Desde su celda, Norberto insiste en su inocencia y reclama que la desaparición de Víctor es consecuencia del aluvión mediático que lo presentó como “lavador de dinero” de la organización delictiva que ahora se sostiene de cobrar por el llamado “derecho de piso”, luego de haber liderado por años el tráfico de drogas principalmente en el norte del país, con destino al mercado estadounidense.

Para Valencia, cuya historia familiar refleja la profunda crisis nacional de la procuración e impartición de justicia, este nuevo episodio confirma la motivación económica del crimen organizado, a quienes se atribuye el secuestro de Víctor y la exigencia de 10 millones de pesos para liberarlo. “Lo de mi hermano mayor, ocurrido ayer en Nuevo León, confirma que una campaña tan perversa como la emprendida en mi contra tiene consecuencias nefastas, motivadas por la ambición desmedida de dinero”, exclama como preámbulo de su tragedia.

 

Con tono seguro y a la vez intranquilo por la incertidumbre del secuestro de Víctor, Norberto narra así su pesadilla:

 

“Hoy lo que más me atemoriza de la campaña mediática de la que soy víctima, es la represalia que puede sufrir mi familia y círculo cercano. La urgencia de salir a medios y que escuchen mi versión, es para evitar que eventos como el sucedido hoy 22 de septiembre del 2023 alrededor de las 17:00, se repitan. Ese evento es el secuestro de mi hermano mayor Víctor Valencia González, al parecer por un grupo de la delincuencia organizada, el cual está exigiendo la cantidad de $10 millones de pesos, a cambio de su vida y libertad. Seguramente este grupo, convencidos de lo que han dicho los medios, piensan que estoy en la posición económica de pagar esa cantidad de dinero, o bien, que al supuestamente pertenecer al grupo delictivo de Los Beltrán Leyva, me consideran a mi y a mi familia, enemigos. Lamento y me atemoriza, que mi familia y yo nos encontremos en peligro de vida. A nadie le desearía que sus hijos crezcan estigmatizados con mentiras que dicen sin ninguna justificación, ni prueba en lo absoluto, su padre supuestamente es una persona mala, es lamentable que mi seguridad se encuentre en la mira y a disposición de personas que hoy me creen como parte de una asociación delictiva a la cual no pertenezco.

 

Enfático, sin necesidad de preguntas, prosigue:

 

“Quiero contarles que ya he vivido este temor y esta angustia en otra etapa de mi vida, cuando en el año 2018, fui víctima de un atentado a mano de integrantes del grupo delictivo del que hoy me dicen ser parte. Ese evento casi termina con mi vida, la camioneta en la que viajaba, recibió 200 impactos de bala de alto calibre y del cual, milagrosamente sólo me alcanzaron 3 impactos de bala, uno en el hombro izquierdo y dos en el brazo derecho. Entonces pregunto ¿qué lógica tienen los medios para asegurar que soy parte de Los Beltrán Leyva y que operó a su más alto nivel?, ¿Acaso no soy víctima como muchos más mexicanos?, ¿Cuanta gente no ha sido parte de esta situación?, ¿Quién está detrás de estos medios que sin comprobar la información, simplemente me tachan como delincuente?. 

 

Indignado, concluye:

 

“La verdad es que yo soy un mexicano mas, como lo he dicho, que es víctima de la violencia que se desarrolló en otros sexenios; soy un padre de familia, preocupado por el bienestar de mis hijos, por su crecimiento y desarrollo; soy un empresario, con ganas de salir adelante, como muchos de este país; soy un mexicano que ama su país y que cree en un estado en donde reine la paz y la prosperidad.

 

Hablo ahora, desde aquí, con la intención y la petición de que se me permita llegar a los espacios que me difamaron, a buscar que no se me juzgue socialmente, a pedir que se me permita defenderme ante los medios que han manchado mi honra y reputación. Confío tanto en el Gobierno Mexicano, como en el Gobierno Americano y sé que, podré comprobar ante las autoridades mi inocencia y no habrá duda de quién soy en realidad. Pero hoy, como lo dije en un principio, estoy sufriendo por los eventos que le están sucediendo a mi familia, sufriendo por que se sabe que el mensaje del secuestro de mi hermano, tiene que ver con una cuestión del crimen organizado, porque me creen parte de los Beltrán Leyva, y repito, temo por la vida de mi familia, de mi círculo cercano y evidentemente la mía. Finalmente pido a las autoridades federales y del Estado de Nuevo León, su apoyo para el rescate de mi hermano Víctor Valencia Gonzalez”.

 

Hoy, a diferencia de hace unos días, la tragedia de los Valencia transcurre sin el estruendo mediático que acompañó la detención de Norberto. Nada, ni una nota, hacen constar esta crónica de un secuestro anunciado.